miércoles, 28 de septiembre de 2011

Apuntes Biográficos, 3

Enero de 1996. Los Consejos de Dirección del Departamento acostumbraban a celebrarse los lunes. Durante el fin de semana la prensa se había hecho eco de ciertos rumores sobre posibles cambios en el recién estrenado Gobierno del President Pujol, y se apuntaba que Xavier Trias podría ocupar la Consejería de Presidencia. Acudimos pues a la reunión con cierta desazón. Trias hizo una alusión velada a la situación, como queriendo expresar que pasara lo que pasara las riendas de la Consejería quedarían en buenas manos, y no se producirían grandes cambios, ya que la hoja de ruta estaba bien marcada. Se dirigió varias veces al Secretario General, Josep Arques, alabando el trabajo que había realizado, y sin decirlo, más de uno interpretó que estaba señalando a su sucesor.
Cuando llegué a Tarragona -yo en aquel momento ejercía de Delegado Territorial del Departamento en aquella demarcación, y era a la vez Gerente de la Región Sanitaria, los informativos de la radio daban por hecho que Trias iba a ser nombrado Consejero de Presidencia. La verdad que la noticia me produjo preocupación y tristeza. Llevaba trabajando con el Consejero desde 1988, y me sentía muy a gusto con él y con el equipo que le rodeaba. En política, un cambio de estas características te puede afectar cuando ocupas un cargo de confianza, por lo que mi futuro quedaba en "entredicho" cuando me fui a dormir.
El martes la prensa escrita confirmaba la noticia y ya se hacían "quinielas" sobre quién podría ser su sucesor. Creo que fue La Vanguardia dónde se publicó mi nombre conjuntamente con el de Arqués y Josep María Vía. La verdad es que al leerlo ya me empecé a poner nervioso, tenía poco sentido, al menos para mí, que estuviera en una "terna". Yo no era un político de peso, no pertenecía a ninguna "familia" ni grupo de poder dentro de CDC y tampoco tenía "padrinos" ni me había movido o maquinado entre bastidores para llegar donde estaba. Además, lo que se llamaba por aquel entonces el cupo territorial de los gobiernos del President, estaba ya cubierto con Joan María Pujals que era de Vilaseca, ocupaba la cartera de
Educación, y era un hombre con mucho poder en el partido en nuestras comarcas, y poco dispuesto a perder protagonismo. Parecía pues extraño que yo estuviera en una lista y que fuera mejor que otros compañeros del equipo u otra gente del sector que no aparecían en la terna.
Si dijera que nunca había pensado que podría llegar a ser Consejero mentiría. Todos tenemos nuestros momentos de cierta egolatría, pero no era más que un sueño, ni siquiera una aspiración y nunca lo valoré como una posibilidad, por algunas de las razones que ya he comentado.

Tuve algunas llamadas, que incrementaban mi grado de zozobra. Aquel martes me quede a dormir en Barcelona, y recuerdo haber dormido fatal y muy intranquilo.
El miércoles la prensa hablaba menos de los posibles sucesores, y casi se daba por seguro que Arques sería el sucesor. Era evidente que en las próximas horas algo se sabría. Trias me llamó a media mañana. Corazón a cien y las miradas de reojo de la gente que tenía a mí alrededor cuando me dirigía a su despacho. Me encontré en las escaleras a Josep María Bertran, Presidente del Colegio de Médicos de Tarragona, y Senador por CiU. En seguida me trasladó que él era uno de los candidatos, sin que se lo hubiera preguntado. Bertran era un hombre peculiar, y no era raro en el este tipo de comentario.
Cuando hable con Trias, me dijo que ciertamente mi nombre estaba encima de la mesa del President, pero que no me podía decir más por el momento.
La verdad es que me quede aún más preocupado. Lo que me había parecido un rumor sin fundamento parecía tener cierta validez, y ya me entraban dudas por todas partes. Pasó el día con rumores de todos los tipos.
El jueves quedamos para almorzar con Trias. Comimos en el Real Club de Tenis en Pedralbes. Trias no lo daba por hecho, pero me fue hablando como si la decisión estuviera ya casi tomada. A las seis del tarde, Rosa, una de mis secretarias, me dijo que había llamado la secretaria de Trias y que tenía que ir al Palau de la Generalitat. Llame a mi mujer para comentarle la situación. Estaba muy nervioso.
Traspasé la puerta de Palau con un sentimiento de solemnidad y con el corazón en un puño. Trias me recibió y me dijo que esperara en el despacho que después él ocupó como Consejero. Una secretaria me ofreció agua, y sentado en un sofá, fue pasando el tiempo.
Creo que pasaron dos horas que se me hicieron eternas. Llegué a pensar que el President había cambiado de idea. Hasta llegue a tener la sensación que me estaban observando por alguna cámara oculta y me eche a reír, aún no había conseguido hacerme una composición de lo que me estaba ocurriendo, de cómo mi vida iba a cambiar de una manera radical. Podía pasar a servir a mi país desde una de las más altas responsabilidades que un nacionalista puede sentir, e iba a hacerlo al lado de un hombre singular, extraordinario, irrepetible, un auténtico estadista de una nación sin estado.
Finalmente entró Pujol y no paro de hacerme preguntas. Iba de un lado para otro del despacho. La decisión estaba tomada y faltaba mi aseveración. Entre todas las cosas que me dijo, recuerdo perfectamente esta cuestión: "¿ya sabes, que tu no vas a tener dinero, no?". Yo le respondí afirmativamente, enfatizando que este discurso es el que ya había aprendido y palpado con Xavier Trias. Se trataba pues de continuar la labor de mi antecesor y hacerlo con lealtad. Me comentó que al salir debería hacer unas declaraciones a los medios de comunicación y fue así como me convertí en el cuarto Consejero de Sanidad de la Generalitat restablecida.
Conservo la corbata que llevaba aquel día, roja con unas raya blancas y negras. Puedo sentir aún la sensación de ilusión y a la vez de angustia ante una responsabilidad como la que había acabado de asumir con la aceptación del cargo. Me sentía humilde y a la vez entusiasmado, afortunado, como si hubiera llegado definitivamente a la cima. También inseguro, con decenas de interrogantes en mi cabeza. ¿Tenía la capacidad para ejercer de Conseller, sabría hacerlo? ¿Estaría a la altura? ¿Iba a afectar mi vida privada aquella decisión? Había tenido un gran maestro, se trataba de seguir sus enseñanzas, conservar el equipo, y entregarme en cuerpo y alma.
La vuelta a casa fue un no parar de responder y hacer llamadas.
Mi hijo no acababa de situarse después de haberme visto por televisión. Su primera expresión fue la de preguntarme si siendo Consejero podríamos ir a ver los partidos del Barça!!.
Reconozco que ha sido un prólogo intenso para lo que quería resaltar en este Apunte Biográfico: ya en 1996 la sanidad sufría problemas financieros importantes de insuficiencia presupuestaria y deuda acumulada. Viendo no obstante la situación actual tengo que reconocer que en poco se le parece.

Era verdad que no teníamos recursos, pero el país funcionaba bien y la economía crecía, y creció después espectacularmente, y a pesar de la insuficiencia los presupuestos crecían -poco, pero no hubo que hacer recortes espectaculares como los que estamos viendo. Si es cierto que se maquillaban las cifras, estábamos ya bajo los compromisos de Maastrich y la capacidad de gestión -lo que se llamó en aquel momento "contabilidad creativa", cada vez era más difícil. La relación con el Departamento de Economía no iba a ser fácil, y siempre estuvimos en un tira y afloja.
Siempre he tenido la sensación que era el Conseller del "no" ya que pocas veces contestaba afirmativamente a las multiples peticiones a los que me pedían un nuevo centro de salud o un hospital. A pesar de esta situación se hicieron muchas cosas, y después de siete años, me fui muy satisfecho de lo que habíamos conseguido hacer.

Me considero continuador de una labor y de una manera de hacer política que había instaurado mi predecesor, pero también protagonista de muchas otras actuaciones nuevas que no estaban planificadas con anterioridad. Trate de imprimir mi carácter al equipo de colaboradores. El sector sanitario en Catalunya es complejo por su diversidad, y solo tejiendo complicidades se puede avanzar. La cuestión es si esto es posible en un panorama como el actual.
Mi primer discurso oficial lo hice en un pueblecito de la provincia de Girona, inaugurando un consultorio municipal, tuve que improvisar naturalmente, pero había acompañado a Trias tantas veces en este tipo de actos que el guión casi me lo sabía de memoria.
Mi primer nombramiento fue el de Pau Villoria, como jefe de Gabinete, tengo que agradecerle muchas cosas, pero la más importante la fidelidad. Pau ha seguido en la política activa desde entonces ocupando ahora el cargo de Secretario General del Departamento de Obras Públicas, Territorio y Medio Ambiente.
De aquellos días hay dos momentos que recuerdo con especial emotividad por la solemnidad que impregnaron en mi persona: el de la toma de posesión, con el apoyo de la familia y de los amigos, y otro, el momento en que entré por primera vez como Consejero en el Parlamento. Quizás fuera el saludo de los Mossos de Escuadra, o el pisar la alfombra roja que lleva al Salón de Plenos. Creo que no, fue la sensación de entrar en lo que es y debería ser el corazón de un estado democrático, de donde emana el pulso que hace posible la vida política y en buena parte social de un país. Noté como si fuera depositario de una voluntad popular. Sonará altisonante, pero yo lo sentí así, y siempre intente no faltar a este compromiso. Por desgracia la realidad de la política es otra en este momento, pero también es cierto que es lo único que tenemos para que la sociedad sea más justa y solidaria.


28 de septiembre de 2011

http://hemeroteca.lavanguardia.com/preview/1996/01/13/pagina-13/34505000/pdf.html


lunes, 19 de septiembre de 2011

La "vuelta"

He de confesar que la vuelta a la rutina diaria, ha sido más difícil que otros años. Quizás porque dos semanas no son suficientes para “recargar las pilas” o porque no fui capaz de desconectarme de las noticias sobre las turbulencias financieras que estaban azotando en pleno mes de agosto a los mercados bursátiles y a la maltrecha economía española, intentando vislumbrar de qué forma o con que intensidad todo lo que estaba pasando iba a afectar a nuestro entorno y  trabajo.  Me incorporé con un viaje a Canadá para visitar las obras del Hospital de Fort Sant John que estamos construyendo -aire fresco y país con un 4% de paro, y ya de vuelta en Madrid, la situación seguía y sigue preocupante, un día sí y otro también.
He estado perezoso y ciertamente preocupado, y por todo esto re-emprender mi auto-compromiso con mi blog no ha sido tarea fácil. Pero bueno, “aquí estoy”, pero “quizás no se me espera”…
De lo más destacado de estas últimas semanas en relación al mundo sanitario ha sido y es el tema de la deuda sanitaria que afecta a la mayoría de las CCAA. Empezó por Cataluña, con el anunció de un Plan de Recortes antes de las elecciones municipales y autonómicas, y ha seguido, como era de esperar, con auditorias y afloración de las facturas y deudas de las CCAA que han cambiado de color, y que según algunas fuentes –entre ellas la de Ana Pastor, sitúan en 9.000 millones de euros.
Una de las noticias más contundentes sobre la real situación en la que nos encontramos ha sido la deuda que el nuevo Gobierno de Castilla La Mancha ha tenido que afrontar  con las farmacias de esta Comunidad, y que provocaron una de las primeras huelgas de este sector que yo sepa. Es solo la punta del “iceberg” de una situación explosiva, que en los próximos meses va a poner al sistema lo que se dice literalmente en la “picota”.
Ayer mismo, el diario “El País” publicaba que la multinacional Roche había dejado de suministrar citostaticos a los hospitales  griegos, por lo que los pacientes en tratamiento antitumoral tenían que adquirir los medicamentos en las farmacias y pagarlos de su bolsillo. No es el único laboratorio que emprende una medida de estas características. Según el mismo periódico Novo Nordisk y Leo Pharma ya retiraron fármacos de Grecia por los recortes.
Hace un par de semanas en un evento que se celebró en Madrid sobre la “Sostenibilidad del Sistema Sanitario” organizado por el sindicato  AMYTS, un alto ejecutivo de Roche me comentó que hay CCAA que les adeudan facturas de más de dos años. Mientras esto pasa, en el debate que se suscitó tras las intervenciones de los ponentes de la mesa redonda, los facultativos continúan reclamando mejoras salariales, reconocimiento de carrera profesional, y la consolidación estatutaria de las plantillas.
La noticia publicada este domingo y que he comentado anteriormente sin supongo pretender ser “alarmista”, llega tarde –se entiende dada la fuente y que la mayoría de las CCAA estaban gobernadas por el PSOE, pero es la constatación que estamos al borde del abismo. La equidad en nuestro sistema se está rompiendo, sin que los dos grandes partidos políticos quieran admitirlo y continúen utilizando la sanidad cual dardo envenenado para matar al contrario. Nadie está a la altura de las circunstancias, y ahora menos, ya que estamos sumidos ya en una campaña electoral innecesariamente larga, y que podríamos resumir en “nosotros si defendemos las políticas sociales” (PSOE) frente al “nosotros si las defenderemos” (PP).
A los primeros ya los conocemos: lo han recortado todo empezando por las pensiones. Los segundos lo están haciendo en las CCAA en que están gobernando –no les queda otro remedio, lo que ofrece al votante en este ámbito pocas opciones, por no decir ninguna, si no es la de ahorrar para irse pagando los medicamentos que no podrá obtener de la sanidad pública.
Me entristece decirlo, pero dada la crítica situación que vive nuestro país, no veo políticos con suficiente calidad ética y moral para enfrentarse a la realidad, y ejercer un liderazgo que la sociedad necesita. Y hablo, no de conocimiento ni de capacidades. Hablo de ética y de moral. Porque solo bajo estos principios se puede decir la verdad y gestionar la realidad. Y por crudo que sea, eso es lo que hay, por lo que tendremos que movilizarnos desde la sociedad civil –y no hablo de movimientos como el 15-M, hablo de colectivos como los profesionales sanitarios por ejemplo, que tendrán que implicarse en la gestión del sistema, más allá de lo que son sus derechos laborales, o de las universidades, para hacer posible que dejando de lado la batalla partidista, seamos capaces de avanzar en la sostenibilidad de nuestro sistema sanitario.
Asistí el lunes de la semana pasada a una mesa redonda organizada por la UOC (Universitat Oberta de Catalunya) aquí en Madrid. Tuve como compañeros de mesa a Enrique Castellón, ex subsecretario del Ministerio de Sanidad con le Ministro Romay Becaria, y a Francisco Revilla, ex Consejero de sanidad de Asturias con el PSOE. Mi buen amigo Julio Villalobos puso en la mesa tres preguntas: ¿Es sostenible el SNS?, ¿Se puede gestionar este Sistema?, y la última ¿Cuáles son sus recetas para garabntizar esta sostenibilidad?
Como pueden ver, fáciles preguntas con respuestas difíciles, en especial la tercera cuestión planteada. Como que ninguno de los ponentes tenemos ahora responsabilidades políticas se pudo hablar con cierta libertad, y allí quedaron nuestras recomendaciones: en el limbo de los justos.
Tendremos ahora la oportunidad de leer y analizar los programas de los partidos políticos. Allí veremos las “recetas” para esta situación. Espero que veamos luz, y no tinieblas, aunque mucho me temo que será difícil vislumbrar las voluntades reales de los partidos que concurren a estas elecciones generales. Tendremos tiempo de analizarlo, pero como dije antes, no se me ocurre dejar solo en las manos de los políticos, todo lo que hay que hacer para la darle la “vuelta” al  sistema.
Buen retorno!!
19 de septiembre de 2011