jueves, 2 de junio de 2011

"Parentesis"

((PARENTESIS))

Debería disculparme por haber estado ausente de mi blog estas últimas semanas, y así lo hago. Lo cierto es que he estado muy liado profesionalmente hablando. Pero también muy ocupado en sentido “cívico”, si a civismo le atribuimos haber seguido con intensidad la tediosa campaña electoral, el fenómeno del 15-M -ahora bautizado como el “Movimiento de los Indignados”, o las elecciones del 22-M y su resultado, que ha cambiado el color del mapa electoral con una intensidad muy azulada.
Las acampadas en las plazas de las principales ciudades de nuestro país o los resultados del 22-M no pueden analizarse de una forma conjunta, si bien no hay duda que el “movimiento del 15-M” ha tenido un impacto mas que considerable en la campaña electoral,  aunque en mi opinión,  poco efecto sobre el resultado final del 22-M.
Lo que sí parece común, es el cansancio que se percibe en una buena parte de la sociedad, sobre una manera de hacer política y sobre los políticos en general.
Son muchos y revueltos los mensajes que llegan de los “indignados”. No hay duda que han hecho mella en el devenir político de cada día. Se trata ahora de ver como van a impactar esas manos levantadas en asamblea tras asamblea en la manera de hacer de los que han sido elegidos, o de los que lo van a ser dentro de unos meses. O de cómo va a variar nuestro sentido de la democracia o de la gestión de tanto descontento y de un futuro que día tras día parece más incierto. Quizás se le ha dado demasiada importancia a lo que ha ocurrido –son muchos los que opinan en esta dirección, pero yo creo que estamos ante un “paradigma” de nuestra aún joven democracia, que no puede menospreciarse.
Nadie se atreve a decir ahora como acabará lo que se inició el 15-M. Hay quién piensa que será el verano, o serán las lluvias o el cansancio, lo que ponga punto final a una casi media revuelta popular, que ha utilizado como armas las redes sociales, conceptos que nos suenan a utopías de otros tiempos, o discusiones asamblearías que no habíamos visto desde la época franquista y los primeros años de la transición. Lo que es cierto es que esta energía va a tener que ser canalizada, conducida o los que ustedes quieran, pero lo que si es seguro, es que no puede ser ignorada.
Los resultados del 22-M cambian substancialmente la correlación de fuerzas entre los partidos que conforman la mayoría en nuestro país y Rubalcaba-Chacón a parte, parece que este cambio va a persistir en las próximas elecciones generales.
Hay otros elementos a destacar del resultado electoral: reaparece de nuevo y con fuerza una izquierda abertzale en el País Vasco, irrumpe UPyD en algunos ayuntamientos, se incrementa el voto del PP en Cataluña, donde CiU gana por primera vez una elecciones municipales, con la impronta destacada del triunfo en Barcelona de mi maestro, mentor y buen amigo, Xavier Trias, un broche de oro para una brillante carrera profesional y política.
Hay muchos otros aspectos a destacar de estas elecciones, pero no soy analista político, ni es este blog sobre “Gestión y Política Sanitaria” el lugar.
No hay duda que los cambios que se han producido, más pronto o más tarde tendrán repercusión en la política sanitaria, por lo que estos comentarios no solo “sustentan” mi excusa de haber roto el ritmo al que interiormente me había comprometido, sino que parece obvio que no podía ignorarlos.
Repuesto de tanto trajín, asistí la semana pasada a la conferencia que el Consejero de Salud de la Generalitat de Cataluña, Boi Ruiz, impartió en ESADE. Una muy larga intervención, bien estructurada y fundamentada, bajo una clara y rotunda directriz: introducir “Realismo”, “Reformismo” y “Regeneracionismo” al sistema sanitario catalán, con la finalidad de que sea capaz de adaptarse a una nueva realidad social y sanitaria de la población de Cataluña.
Si bien el discurso fue novedoso, porque nuevo es el máximo responsable de la sanidad en Cataluña, hay que decir que también encontramos muchos de los elementos que a lo largo de los últimos 30 años, han ido configurando la columna vertebral del sistema. Y no podía ser de otra forma, ya que el modelo sanitario catalán es fruto en buena parte, de las políticas y el compromiso de CiU durante los gobiernos del Presidente Pujol.
Esta compleja “hoja de ruta” que marcó el Consejero debe hacer posible el garantizar la sostenibilidad y calidad del sistema sanitario público y conseguir cuadrar las cuentas del Ejecutivo catalán presentadas esta semana en el Parlamento.
Hay que señalar que la maltrecha palabra de las últimas semanas “recortes” no apareció a lo largo de la intervención, y si se habló de racionalidad, de eficiencia y del necesario diálogo con los profesionales y pacientes. Y de gobernabilidad y responsabilidad.
Bienvenido sea de nuevo como instrumento primordial de planificación y ordenación, el Plan de Salud. Nunca hubiera tenido que dejar de serlo. Parece que la voluntad ahora es potenciarlo y aplicarlo en un horizonte de tres años. Un período que a mi me parece corto, ya que siempre he creído y comprobado que un instrumento de planificación de estas características ha de ser de largo alcance, para que sea posible no solo implantarlo, sino evaluarlo. Pero a pesar de esto, es sin lugar a dudas una decisión muy importante, y en la línea que tan acertadamente nos explicó el Consejero, la de potenciar el liderazgo clínico, que haga posible regenerar el sistema sanitario público desde dentro.
Muchas fueron las propuestas que escuchamos con atención: como la de enfocar el sistema en la dirección más adecuada para resolver los problemas de salud de los ciudadanos, la disminución de la burocracia o de los desplazamientos de los pacientes entre los diferentes niveles asistenciales, o hacer posible que la atención sanitaria gire alrededor del paciente.
La reordenación de la oferta asistencial, el compromiso en hacer efectiva una mayor participación de los profesionales en la organización del trabajo asistencial, promover su autonomía profesional y facilitar el acceso a la formación continuada, fueron otros aspectos que también se mencionaron en su intervención.
Muy interesante e innovadora, por no decir revolucionaria, me pareció la propuesta de que la contratación de servicios deje de ser un “acto mercantil” para convertirse en un “acto médico”, donde prime no la actividad, sino los resultados en salud: la capacidad que tiene un centro asistencial en resolver los problemas de salud de la población a la cual debe atender.  
También se habló de modificar la retribución de los equipos de atención primaria, y de dotar a este nivel asistencial de una mayor autonomía y capacidad de resolución.
La eficiencia clínica se equipará a la calidad asistencial para lo que el Departamento de Salud deberá adaptar sus organismos bajo el soporte de la “Agencia de Información Evaluación y Calidad en Salud”.
Y no faltaron referencias a la necesaria modernización de las empresas públicas, consorcios y el Instituto Catalán de la Salud, así como a la política farmacéutica o el impulso a la Investigación e Innovación.
Se “tocaron” casi todos los temas, y si algo quedó en el tintero, se clarificó después en el coloquio. Fué una conferencia densa, como decía al principio, y sensible ante la tensa situación que ha vivido la sanidad estos últimos meses, y que supongo dió respuesta a muchas expectativas que estaban en el ambiente,  
El éxito rotundo de convocatoria lo demuestra, y el marco escogido fue el adecuado, ya que la aportación de ESADE a la formación en gestión sanitaria es pública y notoria.
No me queda nada más que felicitar al Consejero por su intervención, y desearle a él y a todo su equipo, éxito en la manera de ejercer la política sanitaria en este nuevo período legislativo.
Aquí, desde Madrid, seguiré con interés -con mucho interés, como van desarrollándose todas las iniciativas presentadas. Estoy convencido que si se llevan a cabo, Cataluña reforzará el liderazgo en la aplicación de políticas sanitarias innovadoras y que hoy más que nunca se necesitan para garantizar la sostenibilidad del sistema.
Mientras esto vaya ocurriendo en Cataluña, vamos a tener que prestar también mucha atención a lo que pase en las CCAA que cambian ahora de color. El Partido Popular tiene la oportunidad de poner en marcha su modelo sanitario allí donde no gobernaba, y hacerlo con las experiencias exitosas que ha tenido en las CCAA donde ya lo está haciendo. Los problemas financieros no son únicos de la sanidad en Cataluña, solo hace falta ver como se está pagando a los proveedores en el conjunto del Sistema Nacional de Salud para ver que el problema es muy grave, y que sobra grandielocuencia y falsas promesas.
Temas para reflexionar seguro, no nos van a faltar.

Madrid, 2 de junio de 2011

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