Escribo este blog con profunda tristeza, después de confirmarse
la muerte del periodista y amigo Enrique Beotas en el trágico accidente de
Santiago. Y digo amigo porque aunque nos viéramos muy de tarde en tarde desde que
nos conocimos hace muchos años en Barcelona, lo consideraba un amigo, por la
forma en que me trataba, por el afecto mutuo y por muchas conversaciones que habíamos
mantenido desde aquel día. El azar quiso que cuando yo entré a trabajar en
Acciona él ocupara el puesto de Director de Relaciones Institucionales en la compañía,
lo que nos permitió rememorar como nos habíamos conocido, y comentar la actualidad catalana vista desde
Madrid, en plena discusión de la reforma del “Estatut”.
Yo conocí a Enrique siendo Consejero. Él quería organizar un
concierto benéfico en el Palau de la Música, para recoger fondos para una
Fundación de la que era responsable, y que cada año por Navidad, llamaba a la
sociedad para pedirle solidaridad con los niños que la necesitaban. Había
editado un CD con música de Montsalvatge, y me pido apoyo del Departamento,
cosa que hicimos y de la que me siento satisfecho. Fue un acto muy agradable, y
exitoso.
Enrique nació en Ávila, pero se consideraba “muy gallego” hasta
el punto que había creado un espacio virtual llamado la “Galicia Sexta Provincia”,
para situar a los que no siéndolo se sentían gallegos. Tenía también un
profundo afecto por Cataluña, hablaba catalán y se sabía las letras de muchas
canciones o fragmentos de poesía que recitaba con esa voz fuerte y envolvente
que tenía. Periodista que había trabajado en todos los ámbitos, fue creador y responsable
de un programa de radio que se llama “La Rebotica”, un programa que el
calificaba de socio-sanitario, utilizando esta denominación cuando nadie lo
hacía, excepto en Cataluña, donde ya existía un programa de atención socio-sanitaria
que a él le gustaba mencionar y loar.
La última vez que estuve con él fue el 9 de febrero de este
año. Me invitaron a una mesa redonda que Enrique moderaba para hablar de
sanidad pública y sanidad privada, organizada por “Psiformacion”, una entidad
creada por jóvenes psiquiatras de Madrid para fomento de la formación
continuada y de la calidad asistencial en esta especialidad. Fue un debate interesante pues estábamos inmersos
en la llamada “privatización” de la sanidad o mejor dicho, del proceso de externalización
de la gestión sanitaria en determinados hospitales que había impulsado la
Comunidad de Madrid. Días antes había
estado en su estudio grabando el programa de radio dedicado a la jornada y compartí
micrófono con Javier Quintero, alma mater de la jornada y el resto de
participantes. Me encantó volver a un estudio de radio. Lo había hecho muchas
veces siendo consejero y es un medio en el me sentía más cómodo que la televisión.
Estar con Enrique fue como si estuviéramos en la salón de casa, relajados, tranquilos y disfrutando de la conversación. Era divertido como dirigía el programa, los gestos que hacía para las cuñas musicales, y el acierto en escoger determinadas canciones.
Le recuerdo muy preocupado por la política de recortes, y
por todo lo que se había hecho en los últimos meses. Era una persona que
conocía perfectamente a nuestro sector, sus fortalezas y debilidades. Aunque
pudiera parecerlo no era complaciente en aquel momento con lo que estaba
pasando, su voz y su pensamiento era crítico pero objetivo, hecho que a veces no
abunda en los medios de comunicación. Quedamos en vernos en los próximos meses...
La muerte es injusta. Pero está aquí con nosotros.
Sirvan estas
líneas de modestísimo homenaje a una gran persona. Desde aquí mi más sentido pésame
a su mujer, a su hija, familiares y a tantos amigos y conocidos que le
queríamos.
Eduard Rius, 26 de julio de 2013