martes, 5 de abril de 2011

La publicación hace unos días de una carta del Ministerio de Economía y hacienda al Consejero Andreu Mascollel, conminando a la Generalitat a reducir mas si cabe el déficit presupuestario para el año en curso, mostró con reiteración, pelos y señales la gravísima situación en la que nos encontramos. Una situación que afecta con especial intensidad al sistema sanitario. Los anuncios de recortes de estas ultimas semanas, de un 10% del gasto sanitario, han hecho saltar ya todas las alarmas.
La insuficiencia de los recursos económicos que sustentan nuestro sistema sanitario, no es nueva, ha sido recurrente en el tiempo y continuada. No obstante los datos que se han publicado, y las noticias de los recortes, dibujan una situación de autentico "tsunami". El déficit sanitario se inscribe en esta ocasión ademas, en una situación de crisis económica profunda y con unos escenarios de mejora inciertos y muy alejados en el tiempo, lo que no nos permite esperar que el paciente mejore sin ni ningún tipo de tratamiento radical. Diagnósticos sobre lo que nos esta pasando hay muchos, y notorios. Algunos políticos y otros técnicos.
Llevamos tiempo convocando comisiones, grupos de sabios y expertos, nuestros parlamentarios se han reunido especialmente para tratar el tema invocando un gran pacto sanitario que ni la
derecha ni la izquierda han tenido ocasión de llevar a cabo. Hace un par de días el ex ministro Jose Sebastian volvía a hablar del pacto, ahora si, fuera del ejecutivo, ya que no recuerdo que hubiera anunciado tal "anatema" cuando formaba parte del Consejo de Ministros.
Pacto la gran palabra. ¿Pacto sobre que y para hacer que?
Tenemos un sistema universal, donde la demanda es superior a la oferta por motivos sobradamente conocidos, los recursos económicos están por debajo de los costes, y el crecimiento interanual ha sido constante en los últimos años. A pesar de que aparentemente el presupuesto no ha crecido en el ultimo año, nadie sabe con exactitud el coste real, las facturas que se han dejado de contabilizar, si bien hay signos, como las listas de espera o la negación de determinados tratamientos que muestran hasta que punto estamos ante un paciente terminal que parece no tener tratamiento. En este momento se esta ya menoscabando la equidad de acceso a los servicios o la calidad de los mismos.
Es necesario pues afrontar una de la reformas mas profundas de nuestro sistema, no nueva dosis de maquillaje, sino una transformación que haga posible la sostenibilidad del sistema. Y esta transformación debe pasar por una redefinición de prioridades a nivel político, y por la implicación de la Administración y sus gestores, los profesionales, la industria que se mueve alrededor del sistema, y los ciudadanos, usuarios, pacientes.
Es obvio que esta transformación debe implicar en primer lugar a nuestros políticos, son ellos los que deben liderar en este momento esta transformación, sin pacto o con pacto. Y por eso me he referido a que es necesario que a nivel del ejecutivo se definan las prioridades que hay en su agenda. Hoy parece que la primera prioridad es controlar el déficit, generar empleo, hacer posible que la economía se mueva dentro de un nuevo modelo productivo. Ninguna objeción, sin mejora económica, no tendremos recursos públicos para dedicarlos a la sanidad. No obstante hay que analizar si los pocos recursos que tenemos hay que dedicarlos a subvencionar una industria cinematográfica con ingreso de taquilla en mínimos, o en tratamientos oncológicos. Si es ahora el momento de la creación de grandes museos y de macro espacios culturales, o hemos de intentar mantener las listas de espera a niveles razonables. Debemos dedicar recursos públicos a entidades financieras que han gestionado pésimamente recursos ajenos, sin que nadie asuma responsabilidades, o hemos de recortar los programas de prevención de detección precoz del cáncer de mama. Los ejemplos son muchos, y podrían sonar todos a populistas si no estuviéramos ante una situación que como he dicho anteriormente ya ha roto la equidad de acceso.
Esta es pues mi primera reflexión.
Me gustaría conocer cuales son las prioridades de los diferentes partidos políticos a la hora de definir un presupuesto. De manera clara y concisa, no con discursos altisonantes y ya de sobra repetidos.
Si se considera que la sanidad solo es gasto, y gasto incontrolado vamos mal. La sanidad es una pieza fundamental de redistribución de riqueza, de equidad y justicia social.
Hay que mojarse. Y seria bueno que viéramos aquí como se mueven los dos grandes partidos españoles, que hasta la fecha han luchado para ver cual de los dos ampliaba mas el catalogo de prestaciones sin considerar el impacto en los costes. Siempre he considerado que no hay dos modelos "sanitarios"en España. El PSOE o el PP no difieren mucho a la hora de definir a grandes rasgos, su modelo, y eso no tiene porque ser negativo, al contrario, existe un consejo en la forma y en el fondo, pero hay que ver ahora como es el diseño, y cual es el compromiso para mantener los principios que rigen el Sistema Nacional de Salud.
(continuara)


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2 comentarios:

  1. Acertado análisis. El problema radica en la utilización sistemática de los partidos políticos de la mal llamada Política Sanitaria. A mi modo de entender, el sistema sanitario debe de tener de todo menos "politica". Tod@s estamos orgullosos de nuestro sistema sanitario y entre tod@s terminaremos acabando con él.
    Temas como Sanidad y Educación, son pilarles de la justicia social y al mismo tiempo indicadores del nivel de progreso y desarrollo de un país. ¿No deberían ser los tecnocratas de uno y otro partido los que planificaran las líneas estratégicas para los próximos 10 años, con independencia de aquien le tocara gobernar?.

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  2. Welcome in.
    Politica es macrogestión. La gestión más próxima en Sanidad tiene prioridades que determina la salud de la población.
    La politica presupuestaria es mala consejera en temas de salud.
    Esperamos la "continuación"

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